Lecciones de Georgia para la competitividad argentina: siete claves para un salto estructural

El caso de Georgia, situado en la costa este del mar Negro, representa el salto competitivo más espectacular de las últimas dos décadas (Foto: Reuters)

La competitividad de la economía argentina se mide por su capacidad para generar productividad, atraer inversiones y sostener crecimiento en un entorno global inestable. En 2025, el país ha logrado ciertos avances mediante reformas estructurales impulsadas desde finales de 2023, centradas en la estabilización fiscal y la desregulación.

No obstante, persisten obstáculos como altos costos internos y barreras estructurales que restringen el potencial de desarrollo.

En el ranking de Competitividad Mundial del IMD (International Institute for Management Development), que evalúa 69 economías a partir de indicadores como desempeño económico, eficiencia gubernamental, eficiencia empresarial e infraestructura, Argentina ocupa el puesto 62, superando las posiciones de 2024.

Aunque esta mejora refleja avances en eficiencia empresarial y expectativas de inversión, el desempeño económico sigue rezagado, ubicando al país en la posición 64 según este pilar específico.

En el ranking de Competitividad Mundial del IMD, que evalúa 69 economías a partir de indicadores como desempeño económico, eficiencia gubernamental, eficiencia empresarial e infraestructura, Argentina ocupa el puesto 62

El crecimiento estimado del PBI, posterior a la publicación del estimador económico mensual de septiembre, apunta a un rango de entre 4,5% y 4,8% para todo el año.

Tras registrar una inflación anual del 211% en 2023, la tasa cayó a 31% en octubre de 2025 y se proyecta un descenso adicional hacia fin de año.

El superávit fiscal se ubicó en 0,6% del PBI, mientras que la baja del riesgo país constituye actualmente el mayor desafío para acceder a financiamiento en condiciones favorables. Reducir esta prima abriría la puerta a tasas de interés menores para las empresas.

El camino hacia una mayor competitividad exige una agenda exigente y extensa (Foto: Reuters)

Una agenda pendiente: las próximas reformas

El camino hacia una mayor competitividad exige una agenda exigente y extensa. Los desafíos centrales incluyen:

  • Reformas estructurales: Una reforma tributaria integral que simplifique el sistema impositivo y reduzca la carga fiscal, junto con cambios en la legislación laboral para permitir mayor flexibilidad y favorecer la formalización del empleo.
  • Apertura comercial y regulatoria: Eliminación de barreras no arancelarias y retenciones a las exportaciones, reducción de regulaciones subnacionales y estímulo de acuerdos bilaterales que permitan diversificar los mercados.
  • Inversión en productividad: Incrementar la inversión en infraestructura digital y educación técnica, con incentivos fiscales para pyme orientados a la innovación, en línea con la estrategia del Banco Interamericano de Desarrollo para el período 2025-2028.
  • Políticas monetarias y fiscales sólidas: Mantener disciplina fiscal e implementar herramientas financieras innovadoras para atraer inversión extranjera directa, al tiempo que se perfecciona la gestión de políticas productivas para sectores estratégicos como el agro, la energía renovable y el turismo.

El análisis de casos exitosos revela que los países que transformaron su competitividad en un plazo de tres a cinco años comparten cinco características: una fuerte y rápida reducción de impuestos distorsivos, modernización laboral y baja de costos no salariales, apertura comercial decidida, desregulación extensiva acompañada de digitalización estatal e incentivos potentes para la inversión privada, tanto local como externa.

El análisis de casos exitosos revela que los países que transformaron su competitividad en un plazo de tres a cinco años comparten cinco características (Foto: AP)

Entre estos “paquetes Big Bang” se destacan Georgia (2004-2010), Emiratos Árabes Unidos (2018-2023) e Indonesia (2020-2023), que lograron avanzar muchos puestos en las mediciones de competitividad mundial en plazos muy breves.

Salto competitivo sin gradualismo

El caso de Georgia, situado en la costa este del mar Negro, representa el salto competitivo más espectacular de las últimas dos décadas. Entre 2005 y 2025 ascendió del puesto 112 al 28 en los principales rankings globales.

El punto de partida en 2003 era desalentador: corrupción sistémica (puesto 137 en el índice de Transparencia Internacional) y un PBI per cápita de apenas 920 dólares.

Entre 2005 y 2025 Georgia ascendió del puesto 112 al 28 en los principales rankings globales

Condujo este proceso Mikheil Saakashvili, presidente durante dos mandatos consecutivos entre 2004 y 2013, junto a su ministro de Economía, Kakha Bendukidze. Ambos diseñaron una estrategia de reformas profundas, rápidas y disruptivas:

  • El despido masivo de toda la policía de tránsito, 30.000 personas en un solo día, reemplazadas por 10.000 nuevos agentes de probada integridad, generó una desaparición casi inmediata de la delincuencia callejera.
  • Simplificación tributaria radical: reducción de 22 a 6 tipos de impuestos, descenso del impuesto a las sociedades de 20% a 15%, y eliminación total de tributos sobre beneficios reinvertidos, vigente hasta hoy y similar a los regímenes de amortización acelerada de capital implementados en Chile y otros países.
  • Privatización masiva de más de 1.000 empresas estatales en sólo tres años, que permitió que la recaudación fiscal saltara del 12% al 25% del PBI en menos de una década.
  • Desregulación sin precedentes: eliminación del 84% de trámites y permisos, creación de ventanillas únicas (“Public Service Hall”) que redujeron de seis meses a 10 días la obtención de habilitaciones de construcción.
  • Reforma aduanera digital, con un tiempo récord de despacho de mercancías reducido a 15 minutos, estándar que sigue sin ser superado.
  • Declaración de “libertad económica total” en zonas especiales como Kutaisi y Poti, con tasas societarias entre 0 y 5%, capaces de atraer empresas extranjeras incluso frente a grandes incertidumbres.

El éxito de estas transformaciones radica en la aplicación de siete reglas que se han replicado en los países líderes en competitividad:

  1. Paquete de reformas en 100 días, evitando el gradualismo. En 2004-2005 se implementó el 80% de los cambios.
  2. Ruptura total con prácticas corruptas mediante el despido sistemático de funcionarios implicados.
  3. Mensaje claro y directo al mundo: “Georgia is open for business 24/7” (Georgia está abierta a los negocios las 24 horas todos los días).
  4. Sistema impositivo austero, foco en la reinversión y reducción a cero de gravámenes sobre utilidades reinvertidas.
  5. Desregulación radical: eliminó el 90% de los trámites en solo tres años.
  6. Digitalización completa del Estado, con el 95% de los servicios públicos gestionados online y sin contacto humano.
  7. Creación de zonas económicas especiales con imposición societaria mínima, generando atracción de empresas extranjeras, especialmente turcas e indias.

Los resultados de esta transformación son contundentes:

  • el PBI per cápita saltó de USD 920 en 2003 a USD 9.500 en 2025,
  • la recaudación fiscal respecto al PBI creció del 12% al 25%,
  • la inversión extranjera directa anual pasó de USD 340 millones a USD 2.500 millones,
  • el tiempo para abrir una empresa se redujo de 25 a sólo un día,
  • la posición en el Ranking Doing Business mejoró del puesto 112 al 6.
  • Además, la corrupción percibida cayó 83 puestos a nivel global.

Georgia prueba que un país con instituciones desgastadas, corrupción elevada y bajo crecimiento puede escalar 80 a 100 posiciones competitivas en una década si ejecuta un programa radical y sostenido de reformas estructurales a lo largo de ocho a diez años.

Argentina comenzó a recorrer este sendero en 2024; las lecciones georgianas muestran que el éxito estará determinado por la convicción, la velocidad y la consistencia en la aplicación de los cambios estructurales que se proyectan para el próximo año.

La agenda sigue abierta y las claves están a la vista: el futuro dependerá de la voluntad política y social para avanzar, aprender y persistir en la transformación.

El autor es Analista Económico y director de Focus Market

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